Dicen que "lo que mal empieza, mal acaba", y mal empezó el fin de semana de Luís Salom con la rotura de su motor cuando sólo llevaba tres curvas del primer entrenamiento del viernes... y mal terminó, con otra avería que nos dejó sin poder tomar la salida cuando ya estábamos en la misma alineación de parrilla con los semáforos encendidos.
El primer gran premio del año evidenció lo que ya habíamos visto en los test IRTA de Jerez; a nuestra moto le falta fiabilidad. Algo en lo que ya tomaron nota en el equipo y sin duda trabajarán para el GP de Japón.
Lejos de desilusionarnos, seguimos pensando que estar en el Campeonato del Mundo es una experiencia incomparable, y ser primer piloto de una marca que necesita evolucionar nos brinda continuamente la oportunidad de aprender y desarrollar muchas cualidades muy positivas para un piloto. Seguro que llevar una Aprilia hubiera sido más fácil, pero alguien tenía que subirse a esa Lambretta, entenderla, mejorarla y exprimirla más allá de lo que ningún piloto ha hecho...
...por eso seguimos de pie. ¡Gracias a todos los que nos han seguido!
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